Ellos son músicos pero pronto también serán médicos, se conocieron en las aulas universitarias entre disecciones y estudios de fármacos. Su objetivo es curar enfermedades con las bondades de la ciencia, pero si esta no funciona aplicaran una intensa terapia basada en ritmos y armonías. La receta es su propia música.
Los “100to80” son un grupo pop arequipeño y demuestran que la música no entiende de preferencias; pues ésta se aloja en la sangre de sus integrantes cual bacteria inmune a los antibióticos. Prueba de ello son Sandra Guerra (voz – teclados), José Cáceres (guitarra), Ciro Bueno (saxo), James Vásquez (Bajo) y Sandro Ramos (batería).
“100to80” (Independiente 2006) es un combo de diez canciones enmarcadas fundamentalmente en el afecto, siendo el saxo su principal soporte instrumental. Al menos eso demuestran las letras de Sandra que parece vivió una etapa de romanticismo pleno al momento de componer la mayoría de los temas. Ahí tenemos la inicial “Siempre en mí” o “Días grises” que son un llamado al amor. Baladas confesionales de la vocalista de voz melosa y dulce.
La segunda entrega es “Sigo Aquí” que si bien aumenta las revoluciones, no llega al nivel deseado. Una tímida guitarra con ligera distorsión pretende convencernos que hacen rock, cuando apenas logran un quejumbroso pop.“Ya donde vayas” tiene la mejor de las aperturas con la batería incisiva y un saxo enérgico que incluso dan paso al solo de una guitarra que lamentablemente no cuaja. Lo bueno es reconocer que los muchachos pueden dar más, siempre y cuando se lo propongan.
“Tomemos la ciudad” tiene una de las letras más agresivas y un sonido maduro en comparación con los otros temas. Hasta el registro vocal de Sandra es más sobrio y contundente, dejando las poses dulzonas que creemos no aportan mucho al grupo. Otra de las canciones con similar fórmula es “Abre los ojos”.Mi favorita es “Sinfonía 180”. Y no sólo por ser la instrumental del disco, sino además por el ensamble sinfónico muy al estilo de las bandas inglesas progresistas de los setentas. La más destacable.
“Ligero” presenta mayor contundencia de la que aparenta. No es que la guitarra sea más notoria, sencillamente esta mejor ejecutada. “Espero al fin”, posee por su parte el inicio más guitarrero junto con el imperturbable saxo. Con un ritmo constante pero uniforme, se constituyéndose en uno de los temas mejor logrados.
Despide la optimista “Soñando” cerrando un círculo que esperamos sea el presagio de una urgente definición que delimite de una vez por todas si estamos frente a una agrupación rock de ejecución categórica o un grupo de baladas pop que apela excesivamente al “feeling” de su vocalista.
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