jueves, 21 de agosto de 2008

LA ROCKOLA: El "DESTINO TRAZADO" de GALEM


La Rockola

Heredero del vocal lastimero de Erentxun, de los teclados minimalistas de la desesperanza y las guitarras eclécticas del pop universal, llega a nuestras manos la ópera prima de “GALEM”, proyecto personalísimo del músico mistiano Claudio Berrio, quien a punto de esfuerzo se hizo de una banda de apoyo que se limitó a leer su partitura para la grabación.

“Destinos Trazados” (Alto Calibre – 2008) es el nombre de esta Caja de Pandora de diez tracks que recorren los tortuosos caminos del amor y la decepción, demostrando una intencionalidad primaria en las letras que espero sea superada en el futuro cercano.

“Amantes” inicia el disco con un elegante y tímido teclado que sin embargo va ganando terreno al punto que se convierte en el hilo conductor de la canción (/Y quiero estar a tu lado / y que nuestras almas se eleven / a lo ilimitable del amor/), llenando la pista de una atmósfera etérea pero sobria a la vez. Le sigue “Hoy sabré” de corte similar por la irrupción de las teclas, aunque con mayor protagonismo en las guitarras en búsqueda de una identidad convincente.

A pesar de la auspiciosa apertura continúa un flaco aporte llamado “Siempre serás mi amor”, una mezcla entre Mar de Copas y canto a la enamorada del colegio que emerge a modo de balada pop, pecando de inocente y predecible, sobre todo con su estribillo adolescente (/Siempre serás mi amor / yo siempre te encontré / donde vayas tú, ahí estaré/). En cambio “Unicornio”, es harina de otro costal, y demuestra que tiene mayor madurez de principio a fin, como también “Hechos de oro” aunque por momentos abusa de los efectos de la pedalera, pero aún así las cuerdas se ensamblan adecuadamente.

Demostrando que en el fondo la vertiente melódica-sentimental es muy poderosa en “GALEM”, se incluyen varios temas lacrimógenos como “Nostalgia”, “Estrellas delirantes”, así como “Hoy y siempre” que cual hermanas gemelas desprotegidas se cobijan en las tiernas guitarras y la suplicante voz de Berrio. Como para escucharlas en una tarde lluviosa, caminando por una avenida vacía y nada más.

Para el cierre y mejorando notablemente la placa aparece “Destierra” con su sinfonía inicial de cuerdas y ese tufo al pop español noventero que propicia un ambiente nostálgico loable. Una vez más las guitarras y la voz son los abanderados de una canción tan bien elaborada que en su simpleza encierra su fortaleza. Por similar camino recorre “Sueños reales”, claro que no con tanto éxito como su antecesora, tal vez porque en los temas finales abandonan los teclados que tan buenos resultados les dieron al principio.

A pesar de todo, la ambigüedad de “Destinos Trazados”, no radica en el trabajo voluntarioso de Berrio y Cía., sino que debe centrarse en pulir la pasta de este músico que pareciera estar preparado para un salto ornamental pero en una piscina de escaso líquido. Ningún destino se traza previamente, menos el de la música.

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