La Rockola
Supongo que los ejecutivos de Backus aún se preguntan por la poca afluencia a Cerro Juli. Ni la primera, ni segunda fecha tuvieron la masiva concurrencia de antaño y dejándonos de chauvinismos esto se ve desde que Cervesur fue absorbida por la transnacional.
Explicaciones habrán muchas y de todo calibre, pero la más gravitante a nuestro entender fue el rol de los medios y la actitud del organizador. ¿Los medios difundieron al evento en sí o a los artistas? Porque lo uno es totalmente diferente de lo otro. Una cosa es hacer una campaña para vender cerveza con muchos traseros, rubias al pomo y diminutas tangas; pero otra diametralmente opuesta es posicionar un artista.
Y no pretendo que los organizadores se conviertan en managers de los artistas, pero algo de esa función no sería tan descabellada de desarrollar, si de por medio está el éxito de un evento.
¿El público conocía a esos artistas?, ¿conocían en qué consistía el show? No seamos ingenuos, el “Jardín de
¡La crisis económica!, dirán. ¡Ahora prefieren la cumbia!, se escudarán. ¡Nuevos sondeos de mercado!, argumentaran. No lo creo. En primera el costo de las entradas al “Jardín” hace una buena cantidad de años que están congeladas y en otros casos se cobra más caro pero con lleno total. Pregúntenle, sino al promotor del GRUPO 5 que a pesar del sospechoso cambio de local a última hora (con tufo a complot y mano negra), recuperó con creces su inversión. Como se diría ¡hizo su Agosto!
Que la cumbia este de moda tampoco es novedad, ni óbice para organizar eventos con otros géneros. La presentación con regular éxito en Cerro Juli del “desconocido” (las comillas son puro sarcasmo) Gustavo Cerati en setiembre del 2006, por ejemplo demostrarían que Arequipa no es plaza ni cumbiambera, ni rockera, ni regetonera, sino todas juntas. Es decir, un espectáculo no sólo fracasa por el artista, fundamentalmente lo hace por la forma de promocionarlo.
Y si suponen que los sondeos de opinión serán fundamentales, también pueden errar. La tonadilla pegajosa de “Tongo” en el spot de Telefónica, no es garantía de nada. Sobre todo si se tienen que hacer contratos con artistas internacionales con meses de anticipación. La novedad de una canción puede durar semanas, pero el catálogo de un artista hace más sostenible su presencia.
¿Es lógico que una radio de cumbia promocione una fecha de rock?, ¿contratar artistas sin vigencia es lo acertado?, ¿regalar politos y gorros o coordinar con los medios la difusión del material discográfico del artista? El gusto de la gente no se impone solo, los medios son poderosos, pero quienes los dirigen y sus anunciantes lo son aún más. Que pena.
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