La Rockola
Los artistas gringos y europeos son unos especialistas en producir temas navideños. Desde los más conspicuos alternativos hasta las calabazonas pop stars han sucumbido ante Santa y le cantan a la Navidad. Aquí felizmente no existe esa costumbre, salvo raras excepciones y los irritantes Toribianitos, cuya primera promoción a estas alturas deben pasar los 60 años.
Por mi parte si tuviera que regalar un disco con motivo de estas fiestas, ese sin duda sería “El Zafiro de las Galas” del sempiterno Daniel F. que como siempre se las ingenia para llevar en paralelo su carrera en solitario y con su banda Leusemia, ambas dicho sea de paso con singular éxito.Efectivamente, “El Zafiro...” (Urbano 003 - 2007) posee una carga emotiva y una base acústica que la torna por ratos en un doliente poema y luego en himnos de solidaridad y amor.
Una muestra de ellos son los fantasmagóricos “El mito del campanero”, “Los vagabundos” o “Tiempos morados”, esta última con unos contrastes exquisitos. Primero hiriente y luego alegre.Pero también están presentes las recetas del amor como “El pasadizo de las sombras” (con el coro magistral de los gatos del propio Daniel: Zafiro y Galas), la confesional “En la travesía de tu ausencia” o “Mi corazón se abre paso” con una lírica hermosa y de colección:“Mi corazón se abre paso / si ve que hay días de sobra / o cuando el tiempo se agota / y dan ganas de correr / y es que ve que la vida hay que darla completa / y que el amor sin receta / vale más que todo en la vida.”
Este además es un disco con una técnica exquisita gracias a invitados de lujo como Aníbal Núñez (Director Adjunto de la Sinfónica Juvenil), Alonso Acosta en piano y vibráfonos, Joscha Oetz en contrabajo, Lalo Salazar en guitarra, Adrián Arguedas en batería , Omar Garaycochea en fagot, César Augusto Príncipe en coros, Kike Altez en bajo eléctrico y Aldo Toledo en teclados.
Creo que Daniel, sin proponérselo consigue el efecto navidad, es decir, “noche de paz, noche de amor” sensaciones que precisamente son las que se descubren al escuchar este disco...Un concierto de gratas melodías que no sólo son coherentes, sino que además te envuelven en el mundo imaginario del trovador, donde el escucha se confunde con las hadas, los duendes y los gigantes, confluyendo todos en busca de un mundo mejor. Un mundo donde exista esa paz y ese amor que tanto se pregona en estos días.
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